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La caída de un grande

  • Foto del escritor: Rocío Valdez
    Rocío Valdez
  • 20 jul 2013
  • 3 Min. de lectura

El 15 de junio del 2013 ya forma parte de la historia de Independiente, una parte negra para el Rey de Copas, fecha que marcó el descenso a la B Nacional por primera vez.

El peor día en la historia del Rojo fue aquella tarde fría de sábado en el Libertadores de América, la cual quedó grabada en la memoria de todos los hinchas, acostumbrados a la glorias, a levantar copas, ese día les tocaba vivir la caída de su querido club.

Desde muy temprano los hinchas partieron al Estadio, ya sabían que las probabilidades para salvarse eran mínimas, algunos mantenían la fe otros fueron simplemente para estar al lado de su amigo que los necesitaba más que nunca. El clima en el Estadio y los alrededores era distinto al de cada partido, el ambiente estaba muy calmo, la gente llegaba con sus familias, amigos preparados para afrontar el momento que se venía; pero aun asi vestían los colores con mucho orgullo.

Los minutos previos al partido se reflejaban en las caras de los hinchas, periodistas, empleados del club, todos ansiosos y preocupados por lo que podía suceder. Un amplio operativo de seguridad dentro y fuera de la cancha. Mientras aguardaban por los equipos, se escuchaban los cánticos más fuertes que nunca desde la popular y cada rincón del Estadio.

El equipo fue recibido por su gente con un aliento increíble; fuegos artificiales, bengalas de color rojo, papelitos, globos rojos; un recibimiento digno de campeón. La hinchada más fiel que nunca, a pesar de que se venía el partido que marcaría la historia del club.

Comenzaba el encuentro entre Independiente y San Lorenzo, el Rojo salía a pelear su última batalla. A su vez, otros dos equipos peleaban por salir de la zona del descenso: San Martín de San Juan y Argentinos el mismo día y al mismo horario que El Rey de Copas.

El clima de aliento continuaba durante el partido, a Independiente le estaba costando convertir pero continuaba sin recibir goles; pero una mala noticia llegaba desde la provincia de San Juan: el equipo Sanjuanino le ganaba a Estudiantes y complicaba al Rojo. Terminó el primer tiempo en Avellaneda sin goles.

La gente no quería darse por vencida, la hinchada seguía latente y preparada para el segundo round. Durante el segundo tiempo Independiente estaba jugando muy flojo, no tuvo un buen partido y encima desde la Paternal llegaba la peor noticia: Argentinos vencía 1-0 a Colón y condenaba al Rojo directo a la B Nacional. Pero todo fue peor cuando San Lorenzo le convierte el primer y único tanto del partido.

A partir del gol del Cuervo, la gente ya no tenía ilusión, estaban más tristes que nunca, el momento que menos habían imaginado llegó: Independiente estaba descendiendo en su Estadio al Nacional B por primera vez en 108 años.

Los hinchas lloraban, se abrazaban y despedían a su equipo de pie y cantando. Fueron realmente un ejemplo, dieron una lección de respeto y amor verdadero a sus colores sin producir ningún hecho de violencia.

La despedida fue conmovedora, honrosa, hinchas se quedaron hasta que se apagaron las luces del Libertadores de América tratando de hacer el duelo pero con calma. Los hinchas sabían que la gloria de su club, la rica historia no se la quitaba nada, ni con el descenso a la B Nacional. Esa tarde de junio el Rey de Copas descendió, pero sus hinchas no.

 
 
 

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