Independiente, mi abuelo, mi viejo y yo
- Rocío Valdez
- 16 may 2017
- 2 Min. de lectura

Muchos podrán decir que el fútbol es sólo ir a ver a un par de tipos correr detrás de una pelota. Otros no pueden, ni van a entender cómo ir a la cancha te puede apasionar tanto. Para mi ir a la cancha, ir a ver al "Rojo" es mucho más que eso. Ahí nos encontramos: Independiente, mi abuelo, mi viejo y yo.
El domingo jugamos el clásico y volví a ver un clásico al lado de papá después de mucho, juntos. Porque si bien el club nos unió bastante, también durante años lo vimos a Independiente separados. El domingo nos preparamos los dos, nos subimos al auto y fuimos juntos. Como cuando era chica y nos íbamos los tres con el abuelo. Nosotros sentados ahí en el codo de la Doble Visera y el abuelo en la platea. Esta vez, en el Libertadores de América estuvimos los dos sentados, pero con él más cerca que nunca y juro que no hay sentimiento más lindo que este, que esta pasión, el estar ahí y reencontrarnos con el abuelo. Es cierto que cuando se fue te aferraste al club más que nunca, ojalá viera todo lo que diste por Independiente. Cuantas veces me habrás dicho "no voy más a la cancha", cuántas peleas pasamos por discutir por el Rojo. Pero bueno, el amor y este amor puede más. El domingo volvimos a estar ahí. Y me permito decir que me llena de orgullo ver como todos te vienen a saludar con tanto afecto. (perdón si se me cae la baba, pero es mi papá). Y él también estaría orgulloso. Nos volvimos a abrazar, después de mucho, en cada gol. Y nos abrazábamos los tres.
A muchos les podrá parecer insignificante. Muchos no podrán comprender cómo se puede ser tan loco por un equipo. Es que cada vez que Independiente juega, tengo una cita con mi abuelo. Y para mi no hay herencia, ni amor más grande que este: Independiente.

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